
La Universitat Politècnica de València (UPV) continúa avanzando con paso firme hacia un modelo de campus sostenible, eficiente y comprometido con la transición ecológica. A través de su sistema de gestión ambiental, la UPV ha logrado implementar una estrategia integral que combina control, mejora continua y transparencia en todos los aspectos relacionados con la sostenibilidad medioambiental.
Este sistema, certificado por AENOR, clasifica los aspectos ambientales de la universidad en dos grandes bloques: los directos, como el consumo de materiales, energía, agua o la generación de residuos; y los indirectos, derivados de actividades como la docencia, la investigación o los eventos organizados en sus campus. Esta estructura permite una gestión más precisa y una mejor toma de decisiones.
Cada año, la universidad define un conjunto de metas ambientales —en este ejercicio, siete— que abarcan cuestiones clave como la huella de carbono, el consumo energético, la generación de residuos, la movilidad o la producción de energías renovables. La metodología empleada permite establecer indicadores comparables y medir el progreso con criterios como el consumo por metro cuadrado, por persona o por tipo de actividad. Gracias a esta precisión, se han podido cuantificar, por ejemplo, los millones de euros ahorrados en consumo energético, las toneladas de CO₂ evitadas o el número de cargas de vehículos eléctricos realizadas en los campus.
Desde la llegada del actual equipo rectoral, la UPV ha logrado reducir de forma significativa su huella de carbono. Aunque las principales emisiones actuales están vinculadas a fuentes como los sistemas de climatización o las calderas de gas, la universidad ha iniciado una planificación ambiciosa para su descarbonización y compensación progresiva. Cada año se incrementa la compensación de emisiones, y se desarrollan nuevas medidas para minimizar el impacto ambiental.
Entre los objetivos más destacados para este ejercicio, figura la ampliación de las instalaciones fotovoltaicas, con el propósito de duplicar la capacidad de generación eléctrica renovable. Ya se está construyendo una pérgola solar en el edificio de Rectorado para alojar nuevas placas. Asimismo, se trabaja en la digitalización de la red de agua potable del campus de Vera, la mejora de la movilidad sostenible (con el objetivo de alcanzar el 60% del Plan Estratégico de Movilidad Sostenible 2023-2027), y la sustitución progresiva del alumbrado por tecnología LED.
También se ha planificado un estudio piloto para instalar sensores volumétricos en los contenedores de residuos no reciclados, con el fin de obtener datos precisos que permitan reducir esta fracción y avanzar hacia una economía circular más real. Para facilitar la transición, se está promoviendo una mejor separación de residuos y reforzando las campañas de sensibilización, la participación en rankings y redes universitarias, y la implicación activa en la sectorial de CRUE-Sostenibilidad.
Estas acciones reafirman la visión del actual Rectorado: una universidad que lidera con el ejemplo, planifica con rigor y actúa con responsabilidad para contribuir a un futuro más sostenible.